Aprendizaje activo contra Aprendizaje transmisivo.
Imagen de Wikimedia Commons. |
Una de las primeras frases que escuchan mis alumnos al iniciar el curso es "Piensa por ti mismo. Tu profesor puede estar equivocado".
¿Que sucedería si aprendices sin ninguna práctica en el pensamiento crítico se limitaran a reproducir las enseñanzas de un charlatán? ¿Y si el objetivo de dichas enseñanzas es el adoctrinamiento?. El modelo de enseñanza bulímica basada en un aprendizaje transmisivo orientado a una mera reproducción no forma ciudadanos, forma súbditos.
Si todos los alumnos tienen que escuchar, hacer, escribir,... lo mismo y en el mismo tiempo ¿cómo puede cada uno descubrir y expresar a ese hombre o mujer genial que en realidad es?
Un alumno que experimenta, que se equivoca, que evalúa cómo se siente con las actividades que lleva a cabo, es un alumno que aprenderá a establecer relaciones, comprenderá los porqués y descubrirá que quién él/ella sea es su propia responsabilidad. A este alumno no le importará volver el lunes a la escuela.
Un profesor dispuesto a dudar y a revisar conjuntamente con los alumnos y con otros profesores, dispuesto a proponer en lugar de imponer, dispuesto a mostrar misterios y a descubrir las preguntas en lugar de a proporcionar las respuestas, es un profesor que provocará que cada alumno se convierta en el agente activo de su propio aprendizaje. A este profesor tampoco le importará volver el lunes a la escuela.
Pero todo esto es tan complejo que es imposible que un único docente lo lleve a cabo. Una educación que busca el aprendizaje activo es tarea de un equipo, ubicado aquí y allá, con diferentes conocimientos y capacidades. Un equipo comprometido con su propio aprendizaje.
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